
La Alcaldía de Ibarra anunció el inicio de las interconexiones del Proyecto Pesillo–Imbabura, una obra clave que busca asegurar el abastecimiento de agua potable para la ciudad. Las intervenciones se ejecutan en las parroquias La Esperanza, Angochagua, Caranqui y San Antonio, con obras complementarias que permitirán enlazar la red al sistema regional.
Las obras se desarrollan en distintos puntos estratégicos: en La Esperanza se construyen cajas de válvulas para regular la presión y distribuir el agua de manera adecuada; en Angochagua se ejecuta la conexión de tuberías hacia la red local; mientras que en Caranqui y San Antonio avanzan trabajos para integrar completamente el sistema.
El sistema operará con tecnología SCADA (Supervisión, Control y Adquisición de Datos), lo que permitirá monitorear y gestionar en tiempo real el flujo de agua, mejorando la eficiencia y reduciendo riesgos de fallos en el servicio.
Para Ibarra, el proyecto dotará de 220 litros por segundo, lo que permitirá cubrir el déficit de agua para toda la ciudad.

El Proyecto Pesillo–Imbabura es una iniciativa interprovincial que busca dotar de agua potable a más de 250 000 personas en los cantones de Ibarra, Otavalo, Antonio Ante, Pedro Moncayo y Cayambe, ubicados en las provincias de Imbabura y Pichincha.
Con una inversión que supera los 50 millones de dólares, el proyecto es financiado a través de un crédito internacional con la Agence Française de Développement, y recursos del Banco de Desarrollo del Ecuador. La ejecución está a cargo de una empresa pública mancomunada que agrupa a los municipios beneficiarios.
Entre sus beneficios se destaca el incremento de la cobertura de agua potable, que en algunos sectores era inferior al 60 %, así como la mejora de la calidad del servicio, con infraestructura moderna que incluye una planta de tratamiento y redes de distribución nuevas.
Según estimaciones oficiales, el proyecto se encuentra en su fase final y se espera que entre en operación en 2025, una vez concluidas las pruebas técnicas y operativas.
Este sistema no solo garantizará agua segura y continua, sino que también tendrá un impacto positivo en la salud pública y el desarrollo social de las comunidades involucradas.

